viernes, 18 de marzo de 2016

Las mujeres del cambio en las instituciones: Nuevas miradas

Valdepeñas, 12 de marzo de 2016

Versión libre y personal de un encuentro colectivo.
Victoria Delicado. Portavoz de Ganemos-IU Diputación de Albacete

Con este sugerente título nos convocó Juana Caro, concejala de Valdepeñas por IU-Ganemos, el 12 de marzo, sábado a un encuentro en el que nos dimos cita siete mujeres que ocupamos cargos públicos en ayuntamientos, diputaciones y el Parlamento y que formamos parte de esas candidaturas de cambio que se han conformado a través de procesos de unidad popular, confluencia y participación ciudadana en el último año.

Hablamos de la participación de las mujeres en la política, de qué dificultades encontramos para realizar nuestros proyectos, qué aportamos las mujeres a la vida política, objetivos, limitaciones y de la capacidad de cambio que los liderazgos femeninos aportan a los nuevos ayuntamientos para trasformar la realidad.

El encuentro fue muy grato, participativo y enriquecedor. Coincidimos mujeres de distintas generaciones, con compromiso feminista y con más o menos experiencia en la vida política local y compromiso militante en la izquierda alternativa. Participamos: Sol Sánchez, diputada de IU-UP desde el pasado 20-D; Nieves Peinado de Ganemos Ciudad Real, Eva Jiménez de Ganemos Toledo; Mirian Salgado de IU Pedro Muñoz, Victoria Delicado de Ganemos Albacete y las anfitrionas Juana Caro e Inmaculada Mora de IU-Ganemos Valdepeñas.

En la Mesa redonda en que yo participé se nos proponía exponer la experiencia y nuestro punto de vista sobre municipalismo y participación de mujeres con responsabilidad en candidaturas de cambio.

Por mi parte, puse de manifiesto que la amplia participación de mujeres en las plataformas de confluencia es fruto de la presencia activa de mujeres en la vida social, en los movimientos sociales, en las asociaciones de todo tipo. Esto implica un reconocimiento que ha posibilitado que, en la elección de candidaturas por primarias abiertas haya dado como resultado que muchas estén lideradas por mujeres (en Castilla-La Mancha, las de Albacete, Talavera, Ciudad Real y Cuenca).



Sin embargo, no hay que olvidar que las mujeres encuentran dificultades para acceder al poder político. El llamado techo de cristal que impide el acceso a puestos de poder y responsabilidad se hace patente en la vida política, endurecido si cabe,  por la escasa corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidado entre hombres  y mujeres y por la falta de apoyos públicos a la conciliación de la vida laboral y familiar de las personas. Todo esto da como resultado que encontremos aún una presencia hegemónica  de los varones en los ámbitos de poder y que los órganos colegiados o las mesas presidenciales de muchos eventos sean una serie monocorde de trajes de caballero.

Hablamos de las diferencias en las formas de hacer política y atribuimos algunas características a los liderazgos femeninos. Por ejemplo suelen ser más plurales, se suele compartir la portavocía. Son menos marcados, hegemónicos e individualistas. En este sentido podría decirse que no son liderazgos fuertes, aunque en su quehacer demuestran gran fortaleza para afrontar los problemas, tienen una gran resistencia y capacidad de adaptación. Son, también liderazgos más autocríticos, más abiertos a las sugerencias, al contraste de opiniones y a la reflexión.

Eva Jiménez apuntaba que somos más partidarias “de contar que de fardar”. Y, por regla general, solemos ser muy exigentes con nosotras mismas y poco dadas a caer en la autocontemplación y el conformismo a la hora de valorar o presentar nuestro trabajo. Aunque podemos encontrar de todo, constatábamos que los varones tienen mejor concepto de sí mismos,  se venden mejor y son menos pudorosos que las mujeres que ejercemos la política.

En cierto sentido, estas cualidades vienen dadas no tanto por el hecho de ser mujeres, sino por ser mujeres feministas y tener un recorrido de militancia y compromiso en la izquierda alternativa (IU, plataformas de confluencia, unidad popular, etc.). En gran medida, esas nuevas formas de hacer política, forman parte de nuestra apuesta electoral por implicar a la gente en la resolución de los problemas, por dar la palabra y el protagonismo a la ciudadanía y por escuchar  más que por proponer. No comparto el “esencialismo de género” que atribuye buenas cualidades a las mujeres y negativas a los varones. Pero sí creo que una socialización en valores como el diálogo, la escucha, el cuidado, la colaboración entre iguales, atribuidos al sexo femenino, pueden ayudar a mejorar nuestra convivencia, nuestra vida y también la política.

Las mujeres del encuentro compartimos prioridades políticas que van ligadas a nuestra opción política y son comunes en las plataformas tipo Ganemos, Ahora, y en las candidaturas impulsadas por Izquierda Unida. Estas prioridades son:

- Transparencia en la gestión
- Políticas para las personas
-Lucha contra el desempleo, la pobreza y la exclusión
- Defensa de los servicios públicos y políticas de igualdad (educación, salud, servicios sociales y vivienda)
- Apuesta por la sostenibilidad, la protección del medio ambiente y la preservación y buen uso de los espacios naturales.
- Espacios urbanos al servicio de la ciudadanía y de la actividad comunitaria (actividades culturales de calle, revitalizar la convivencia en los barrios, casas de asociaciones o centros comunitarios).
- Promoción de la participación democrática, acercar a la gente a las instituciones (puesta en marcha de consejos, reglamentos de participación, visitas a los barrios, participación en los plenos, iniciativas ciudadanas).
- Toma de decisiones colegiada y democrática en nuestras plataformas (asambleas / coaliciones).

Respecto a las preguntas que nos lanzaba la moderadora para preparar el debate, las respuestas de las participantes fueron complementarias y bastante concurrentes. He aquí un resumen de lo expresado.

            1.- ¿En qué punto creéis que estamos? Hay mujeres en la política pero hay pocas mujeres en los puestos de responsabilidad (hay pocas mesas, equipos directivos, etc. que sean paritarios o equilibrados). Sigue habiendo dificultades añadidas para participar y ocupar un puesto de responsabilidad. Tenemos el parlamento español con la más amplia participación de mujeres (138 mujeres, un 39,5%) y, sin embargo, pocas son portavoces de su grupo o dirigen alguna de las comisiones.

            2.- ¿Qué hemos conseguido? Aglutinar voluntades, superar la desconfianza en un grupo radical, nuevo, etc. La gente se sentía y nos sentía como uno-a más. Nos gustaría como mujeres, superar una presencia ligada a las cuotas pero defendemos las medias de acción positiva que favorezcan la presencia equilibrada o paritaria de hombres y mujeres, así como la necesidad de incluir otros ejes de pluralidad (territoriales, generacionales…). Nuestras candidaturas se configuraron como paritarias y por ello se acordó desde el principio que las listas electorales se harían en cremallera, alternando hombre-mujer o mujer-hombre, a partir de la persona más votada en primarias.
La lucha por la igualdad, en su sentido más amplio, pero también en el de igualdad de género, es uno de los ejes de trabajo político, de seguimiento, de propuesta, de control de la acción de gobierno, según los casos. Contribuimos a la regeneración democrática y la reivindicación de la política al servicio de la mayoría y del bien común.

3.- ¿Qué batallas hemos librado? La experiencia de las participantes en la sesión era muy variada. Contamos con la aportación de viejas luchadoras por los derechos laborales y democráticos (en algún caso iniciado bajo el franquismo o en la transición) y la frescura e ilusión de jóvenes (del grupo “Violeteras” de Pedro Muñoz) que nos trasladan su experiencia de actividad en un pequeño municipio, a través, sobre todo de las redes sociales.
En las más veteranas se percibe cierto hartazgo por tener que repetir tantas veces “que esto es machista, o sexista” y no sentirnos comprendidas, sino más bien cuestionadas por pesadas o exageradas. Se habló y estuvo de acuerdo en la importancia de implicarnos hombres y mujeres en la lucha por la igualdad y por remover los obstáculos que dificultan la participación de las mujeres en la política.

4. ¿Qué hemos cedido?
En vida privada y en dedicación a la familia (pareja, amigos-as…). Cuando la dedicación a la política se hace a tiempo completo (con dedicación remunerada), se renuncia o aparca un proyecto laboral o profesional propio, que dejamos en segundo lugar porque prima la vocación de servicio público. Constatamos que esa dificultad para conciliar vida personal y política debería corregirse estableciendo cambios organizativos (horarios, menos actividades presenciales, etc.) y procurando apoyos públicos (valga como ejemplo el propio servicio de ludoteca que funcionó durante esta jornada).


Pusimos el acento en la corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de cuidado entre hombres y mujeres y hablamos de las nuevas masculinidades que deben definirse en coherencia con esos objetivos de igualdad y con los deseos de compartir, entre hombres y mujeres, espacios, trabajo y poder.





martes, 8 de marzo de 2016

Mi experiencia en el movimiento feminista de Albacete

“Ni podemos ni queremos conformarnos”. 
Trayectoria en el movimiento feminista de Albacete (1979-2009)

María Victoria Delicado Useros[1]
Profesora Titular de la UCLM. Socióloga



Surgen estas notas de la memoria reflexiva y de la experiencia vivida. Desde esa perspectiva deben entenderse. Un análisis riguroso, fundamentado y documentado queda por hacer y debe hacerse, en mi opinión, pues el feminismo activo en Albacete lo merece. Fue uno de los nuevos movimientos sociales que tuvo una presencia destacada y continuada desde la transición hasta bien avanzada la década de los 90 y, aún  hoy, tiene capacidad movilizadora, reivindicativa y generadora de opinión.

¿Cómo surge el feminismo en Albacete? Primeros grupos y procedencia sociopolítica de quienes los conforman
En los inicios de la transición democrática se crea en Albacete el Colectivo Feminista. A este grupo de mujeres que se reconocen como feministas pertenecen mujeres académicamente formadas, algunas influidas por el movimiento estudiantil de Valencia y Murcia (en Albacete no había universidad entonces), con diversa sensibilidad política (afines a grupos de izquierda, independientes), pero con una clara conciencia de la injusta discriminación de las mujeres y de la necesidad de remover los resortes opresivos del sistema político y de la propia cultura imperante.
Este colectivo se da a conocer en el año 1979 con motivo de la campaña de apoyo a las mujeres de Basauri procesadas por aborto. En Albacete se realizó un encierro de mujeres en el salón de plenos del Ayuntamiento, contando con la complicidad del primer alcalde y corporación democrática, gobernada por la izquierda (PSOE y PCE en alianza de gobierno). En este encierro de solidaridad no sólo participaron feministas del colectivo, había destacadas militantes de los partidos de izquierda (en particular, PCE) y apoyamos estudiantes, jóvenes del mundo del trabajo, etc. “Libertad para las 11 mujeres de Bilbao” era el lema que colgaba del balcón del Ayuntamiento en el Altozano. La ocupación del ayuntamiento y la reivindicación de “aborto libre” no dejaban de ser llamativas y transgresoras en una ciudad de provincias que despertaba del largo y oscuro dominio del franquismo.
El Colectivo Feminista, que tuvo un recorrido de unos dos años en la ciudad (1978-80), se dio a conocer no sólo por sus propuestas y reivindicaciones, sino porque tuvo una presencia social en el conjunto de las organizaciones sociales emergentes en esos años de transición democrática. Así, en la Feria de Albacete y en la recién instaurada Fiesta de San Juan, el Colectivo tuvo stand propio, con una propuesta alternativa tanto en la estética (decoración artística, ambiente tranquilo) como en la oferta de consumo y actividad que se hacía. La pintora Pilar Belmonte decoró uno de los stands. Se reivindicaba la estética y el buen gusto femeninos y se ofrecían infusiones (no sólo alcohol) y dulces caseros como una seña de identidad alternativa. El eslogan “Yo soy mía” se exhibía con orgullo en los muros del local en el recinto ferial.
Y la fiesta, espacio de reunión y algarabía, dio cabida al primer debate público sobre “Sexualidad” en Albacete, con un invitado de lujo, el sociólogo valenciano Josep Vicent Marqués[2]. En esa charla-coloquio hombres y mujeres comprobamos cuanto teníamos por aprender, cuanto desconocíamos, cuanto se nos había ocultado, negado y reprimido y cuanto quedaba por hacer en el camino de la igualdad en las relaciones y en el disfrute de la sexualidad sin prejuicios, miedos y represiones.
Respecto a la composición social, el Colectivo Feminista (CF) está integrado por mujeres profesionales, jóvenes pero autónomas, con trabajo propio la mayoría, algunas madres, muchas solteras, con conciencia feminista y afines a partidos de la izquierda radical. Algunas habían vivido las luchas universitarias antifranquistas y, entre las más jóvenes, había estudiantes y trabajadoras vinculadas al incipiente movimiento sindical. Se le calificó de elitista por su procedencia social –con predominio de clase media- y porque sus propuestas se dirigían a conformar unas nuevas relaciones entre sexos, a la redefinición de la identidad femenina y a la liberación de la mujer, más que a la oposición frontal contra esta sociedad burguesa y patriarcal, en terminología de la época.
El núcleo de este Colectivo, mujeres profesionales, tenía un recorrido previo en el ámbito de la izquierda antifranquista, eran conocedoras del feminismo sesentayochista de Europa y se identificaban con el feminismo de la diferencia. La mayoría tenía vinculaciones con grupos de la izquierda revolucionaria, socialista y libertaria. En algún caso, con doble militancia (partido y grupo feminista). Era un colectivo plural, abierto y vanguardista en sus planteamientos y formas de hacer.
La Asamblea de Mujeres se crea a partir de un grupo del CF, que desapareció cuando algunas mujeres dejan la ciudad y otras se desligan del feminismo organizado. Mujeres jóvenes se vinculan al nuevo grupo, procedentes de diversos ámbitos laborales e ideológicos. Un eje fundamental del funcionamiento fue la apertura (se abandona la denominación “feminista”, aunque no en la identidad del grupo, para favorecer el acercamiento de mujeres). Otro elemento identitario, el funcionamiento asambleario, sin cargos ni jerarquías marcadas, todas éramos iguales y el liderazgo surgía en la práctica e incluso cambiaba según los temas o los momentos. La pluralidad fue una seña de identidad de la Asamblea de Mujeres. Han formado parte de este grupo, en sus casi treinta años de existencia, “mujeres de distintas sensibilidades, cristianas, de sindicatos, de partidos políticos y otros movimientos sociales (paz, insumisión, vecinal, de solidaridad internacional) e identificadas con diversas corrientes del pensamiento feminista, feminismo de la diferencia, de la igualdad e independientes” (Márquez, 2003).
En todo caso, quienes han pertenecido a la Asamblea de Mujeres, en diferentes épocas, provienen del diverso campo político e ideológico de la izquierda, desde la más radical hasta la izquierda parlamentaria; su procedencia social ha sido diversa con predominio de trabajadoras cualificadas, y profesionales, pero también amas de casa y desempleadas. Por la sede de esta asociación han circulado decenas de mujeres, la mayoría durante unos pocos años, y un pequeño núcleo ha permanecido en estas décadas.




Asamblea de Mujeres, una larga trayectoria de compromiso feminista
La Asamblea de Mujeres es, probablemente, una de las asociaciones democráticas (si exceptuamos partidos y sindicatos) más longevas de nuestra ciudad. Nos constituimos en 1980, aunque la legalización formal se hizo varios años más tarde, en 1986.
En el origen de esta asociación confluyeron varios factores: el relevo generacional, la voluntad de las más jóvenes del Colectivo Feminista de perseverar en la lucha feminista impulsadas y animadas por la consolidación de diferentes organizaciones unitarias en otras ciudades y, el empuje de la coordinadora  feminista (COFE, que se menciona más adelante) a fin de aglutinar asociaciones feministas abiertas y plurales, tras los debates planteados en las Jornadas Feministas de Granada en 1979.
Mayte Márquez, una de las fundadoras, analiza así la creación de la Asamblea de Mujeres de Albacete: “Se constituyó como un grupo heterogéneo de mujeres jóvenes, con los objetivos de denunciar los privilegios de los hombres sobre las mujeres, la división sexual del trabajo y luchar contra la sociedad patriarcal” (Márquez, 2003).
Se vindicó el término “feminista”, frente a la feminidad mantenida por las herederas de la Sección Femenina, las Amas de Casa. Durante años fuimos la única organización de la ciudad que nos denominábamos feministas y no ha sido, sino hasta muy entrada la década de los noventa (o hasta el primer gobierno Zapatero) que mujeres de otros partidos de izquierda y políticas relevantes se han identificado con el feminismo.  Una razón importante puede explicarlo: “Las descalificaciones y el menosprecio hacia las feministas eran corrientes pues nos enfrentábamos  a una concepción del mundo paternalista y androcéntrica muy arraigada. Además nuestro atrevimiento y decisión creaban escándalo en una sociedad que no estaba acostumbrada a que las mujeres lucharan y se opusieran a lo establecido” (Márquez, 2003)
En los primeros años de organizaciones feministas se dio tanta importancia a la propia organización y autonomía de las mujeres como a las demandas y las luchas por derechos y contra las diversas formas de discriminación. La unidad de las mujeres, la fuerza común, el orgullo de alzar la voz, la iniciativa para cambiar lo que no gustaba en la sociedad, la propuesta de que “lo personal es político” y la reivindicación “Yo soy mía” fueron mensajes y ejes de acción de los grupos feministas en los primeros años 80. Las primeras acciones reivindicativas tienen como objetivo la reclamación de la legalización de los anticonceptivos, su acceso y dispensación en la sanidad pública y, junto a ello, la denuncia de los juicios por aborto, la solidaridad con las mujeres afectadas y la reclamación de la libertad para decidir. “Aborto libre y gratuito. Las mujeres decidimos”, era nuestro lema.
Otro asunto importante fue la ley de divorcio, que se debatió en esos años (se promulga en 1981) y de la que nosotras elaboramos una crítica profunda pues defraudó las expectativas de las mujeres, en particular, por no permitir el divorcio de mutuo acuerdo, sin necesidad de causas ni culpables y porque alargaba los procesos de separación y divorcio lo que conllevaba un gran sufrimiento en parejas que ya no querían seguir unidas.
Desde el primer momento denunciamos las injusticias de una sociedad que consideraba a las mujeres el segundo sexo[3], relegándolas a un papel secundario, que las priva del acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones y que educa en la desigualdad de roles y de valores según se sea hombre o mujer. Atribuíamos a esta sociedad y a su cultura patriarcal el origen de nuestra inferioridad social y el disfrute de privilegios y poder por los hombres.  



Acciones reivindicativas unitarias: jornadas del 8 de marzo
Desde los primeros años, se vio la necesidad de unificar acciones y propiciar lugares de encuentro entre mujeres activas políticamente y con preocupación y sensibilidad feminista. En los años del Colectivo Feminista ya hubo reivindicaciones y propaganda conjunta con motivo del 8 de marzo, día de las mujeres, que se empezó a celebrar en Albacete durante la transición democrática. En estos momentos suscriben las acciones conjuntas bajo el lema “Mujer, lucha por tu liberación” JOC, CCOO, PCE, PSOE, MC y Colectivo Feminista.
Tras el triunfo electoral del PSOE en 1982 se produce un distanciamiento de este partido y el feminismo organizado se muestra crítico con las actuaciones del nuevo gobierno en materia de igualdad y en otros aspectos. Pesa en estos grupos de la izquierda social una valoración negativa porque el primer gobierno socialista no puso fin a las viejas estructuras represivas heredadas del franquismo. Por otra parte se había defendido la Constitución de 1978, que fue muy cuestionada desde el feminismo por no reconocer derechos básicos de las mujeres. Más tarde se cuestionó al gobierno socialista por la tibieza de sus propuestas legislativas (proyecto de ley de despenalización parcial del aborto, por ej.). Aunque se reconocieron ciertos avances y el papel del Instituto de la Mujer, hay una preocupación por la institucionalización de las reivindicaciones y la domesticación del movimiento feminista. “En la práctica, el Instituto de la Mujer sirve a la política del PSOE en la medida que intenta debilitar al movimiento feminista, controlándolo y dividiéndolo, intenta marginar y reducir la contestación feminista por la vía de ignorarlo y ridiculizarlo”, se apuntaba en una ponencia de balance de 10 años de feminismo en las jornadas de Barcelona, en 1985 (Moreno y Cervera, 1985).
En la década de los 80 los grupos de mujeres feministas forman parte de la contestación social al gobierno y, en particular, a su política exterior y de defensa (entrada en la OTAN y frustrado referéndum) y apoyan otros movimientos sociales: pacifista y antimilitarista, objetores e insumisos al servicio militar obligatorio, ecologista y antinuclear, sindicalista, vecinal, estudiantil, solidaridad y cooperación al desarrollo, etc. En Albacete, esta alianza se plasma, de forma más o menos continuada, con dos grupos en los que las mujeres apuestan con firmeza por la lucha feminista: la Juventud Obrera Cristiana (JOC), movimiento de cristianos de base que en Albacete tiene amplia base social en barrios, en el sector textil y otros sectores obreros y, por otro lado, Comisiones Obreras, o mejor, las mujeres que impulsan y conforman las Secretarias de la Mujer (entre ellas muchas militantes de partidos de izquierda e independientes).
Denunciamos la división del trabajo en función del sexo, la jerarquía del mundo laboral que se plasma en puestos de inferior categoría y salarios más bajos, la expulsión de las mujeres del mercado laboral en época de crisis y el reclutamiento en períodos de crecimiento, la falta de autonomía económica que esto acarrea, etc. Frente a estas discriminaciones, que atribuimos al sistema capitalista y patriarcal, denunciamos los privilegios que disfrutan los hombres con quienes, sin embargo, nos unen lazos de clase[4] y “la necesidad objetiva que ellos y nosotras tenemos de conquistar un mundo sin explotación ni opresión”, tal como se expone en un manifiesto del 1º de mayo suscrito por la Asamblea de Mujeres.
En 1984 se edita el documento “Mujer y Trabajo. Análisis y reivindicaciones de la Mujer en el mundo laboral”[5] en el cual se describen las desigualdades en el mundo laboral de hombres y mujeres, se analizan las causas y se proponen reivindicaciones como: educación y formación profesional para las mujeres, acabar con la discriminación en el acceso al empleo, derecho a un puesto de trabajo para hombres y mujeres, contra la doble jornada laboral, servicios sociales y tareas domésticas compartidas, contra el salario unifamiliar, extensión de derechos a las trabajadoras del servicios doméstico, promoción del empleo femenino, entre otras.
Resultan ilustrativos los cambios experimentados en cuanto a ocupación de las mujeres, empleo, tasa de ocupación y desempleo que se recogen en la publicación “Las mujeres en cifras: 1983-2008” editado por el Instituto de la Mujer:

“Uno de los principales cambios en estos años es la masiva incorporación de mujeres al mercado de trabajo. De los 4 millones de mujeres que formaban parte de la población activa, en 1982, se ha pasado a más de 9 millones y medio en la actualidad. En cuanto a la ocupación, se ha pasado de algo más de 3 millones de mujeres a cerca de 8 millones y medio. En estos 25 años la tasa de ocupación masculina se ha mantenido prácticamente constante, mientras que la femenina ha aumentado del 22,7% al 44,1%. Sin embargo, el paro femenino sigue siendo más elevado que el masculino, ya que las mujeres paradas suponen cerca del 54,4% del total de personas en situación de desempleo. A principios de los años 90, el diferencial entre la tasa de desempleo masculina y femenina era casi de 13 puntos, de forma que la tasa femenina duplicaba a la masculina (Instituto de la Mujer, 2008)”.

La Asamblea de Mujeres de Albacete, la JOC (o JOCE posteriormente) y las secretarías de la Mujer de CCOO hemos suscrito comunicados, manifiestos y documentos conjuntos con reivindicaciones comunes. Organizamos, durante años, Jornadas y actividades con motivo del 8 de marzo, día internacional de la Mujer. Con ellas hemos impulsado las actividades de calle más importantes y hemos tenido su solidaridad y apoyo ante la represión sufrida, en diversas ocasiones. También han nutrido las delegaciones de Albacete que durante más de dos décadas hemos asistido a las diferentes Jornadas Feministas estatales.
 En los debates públicos que se planeaban, con motivo del 8 de marzo, los temas fueron muy diversos: agresiones, aborto, sexualidad, homosexualidad y lesbianismo, pensamiento feminista, casas de acogida, discriminación laboral, anticoncepción, situación de la mujer en conflictos, experiencias de mujeres nicaragüenses, saharauis, palestinas, musulmanas, inmigrantes, etc. En esos debates participaron mujeres ilustres del mundo  académico, político y de los movimientos sociales.  Celia Amorós, Empar Pineda, Charo Tapia, Clara Murguialday, Jordi Petit, Cristina Garaizábal, María Bielsa, Justa Montero, Carmen Heredero, son sólo algunos nombres de quienes nos acompañaron en estos debates.



Contra las agresiones a mujeres:
Desde los primeros años fuimos conscientes que una de las más brutales manifestaciones de la opresión de las mujeres es la violencia de que son objeto. Esta violencia tiene múltiples manifestaciones: malos tratos domésticos o de pareja, agresiones sexuales y violaciones, trata de mujeres y explotación sexual, matrimonios forzados, agresiones verbales, etc. En muchos casos, las víctimas pueden ser niñas o jóvenes o mujeres vulnerables por múltiples causas.
En Albacete, en el año 1984, iniciamos una campaña de denuncia que reivindicaba el derecho a vivir sin agresiones y sin miedo a ellas. “Queremos caminar tranquilas” era el texto de un cartel en que una joven ilustra la situación en que muchas nos identificamos: volver solas a casa de noche. Ser mujer no puede suponer un riesgo añadido en esa situación. El miedo a una agresión sexual o de otro tipo no puede paralizar nuestros deseos de autonomía y libertad. Y, sin embargo, nos encontrábamos con jueces y policías que trataban mal a las mujeres que se atrevían a denunciar, que las culpabilizaban por exponerse o incluso por “provocar” a los hombres. La famosa “sentencia de la minifalda” es triste muestra de ello.
En los años 1983 y 1984 realizamos una encuesta que permitió documentar estas múltiples agresiones a las mujeres. Pretendíamos demostrar que estábamos ante un problema muy arraigado en la sociedad y, sin embargo, escondido pues la cultura machista, aún muy presente en los años 80, disculpaba y la estructura familiar patriarcal ocultaba en la privacidad del hogar los abusos y maltratos, convirtiéndose así en cómplices. Los chistes minimizando los malos tratos en la pareja, las tortas o las voces en las películas de cine o televisión, la apelación al honor masculino, la exaltación de la hombría asociada a la fuerza o la violencia y otros muchos ejemplos, son muestra de esa cultura machista, en gran medida, superada. Las socias de la Asamblea de Mujeres realizamos más de 100 encuestas por barrios de la ciudad, acercándonos a los domicilios de las mujeres y recabando su complicidad. Aunque no se diseñó como un trabajo científico, se convirtió en la primera fuente de información sobre este asunto en Albacete[6]. La encuesta fue publicada en el año 1987 por la Diputación Provincial. (Asamblea de Mujeres, 1987). Entre las principales conclusiones de este estudio se señala que la mayoría habían recibido algún tipo de agresión, un 26% reconocieron sufrir malos tratos de su pareja (amenazas, palizas o ambas cosas) y un 14% habían sido forzadas por su pareja a mantener relaciones sexuales sin desearlo. De estas mujeres agredidas la mayoría había pensado separarse, aunque pocas lo hacían pues encontraban muchas dificultades.
A finales de los 80 iniciamos la demanda pública de una casa de acogida para mujeres maltratadas. En otros puntos de España se estaban abriendo estas casas, que se consideraban muy necesarias para las mujeres que vivían encerradas en relaciones violentas de las que apenas podían escapar. Un recurso de amparo básico inmediato y urgente son las casas de acogida, un lugar seguro para evitar más violencia o librarse de un destino peor. Guiadas por la experiencia del equipo que impulsaba la casa en Ciudad Real, un grupo de voluntarias, socias de la Asamblea y profesionales amigas, elaboraron un proyecto para el que se solicitó apoyo de los poderes públicos: Ayuntamiento y Junta de Comunidades. Tras varios meses de elaboración, trabajo y negociaciones, el primer equipo multiprofesional abrió la casa de acogida en Albacete en el año 1989 con financiación de la JCCM. Nos cabe el orgullo de haber impulsado su creación.
En aquel tiempo hicimos mucha atención a mujeres: información de métodos anticonceptivos, acompañamiento a víctimas de malos tratos, tanto a poner la denuncia como al abogado, permanencia en el local para recibir a las mujeres y, sobre todo, era muy importantes mostrar nuestra solidaridad y el apoyo.
En 2001, la Asamblea de Mujeres editó una unidad didáctica para la prevención de la violencia contra las mujeres[7]. Esta guía fue ampliamente difundida y se ha utilizado en la ciudad y provincia como material de consulta en proyectos de educación en valores y para la elaboración de proyectos de igualdad.




Sexualidad y derecho al aborto:
El derecho a disfrutar de la sexualidad sin miedos a embarazos no deseados, sin imposiciones ni prejuicios fue de las primeras reivindicaciones que sacamos a la calle y que ocuparon nuestro quehacer como grupo. Al tiempo que intercambiábamos información entre mujeres, denunciábamos la falta de acceso a los anticonceptivos, reclamábamos que “sexualidad no es maternidad” y denunciábamos “no más juicios por aborto”. Un eje fundamental de nuestro discurso fue la demanda de autonomía para las mujeres, el derecho a decidir, el respeto a nuestras decisiones y deseos sin imposiciones de jueces, médicos, parejas u otros.
Nos vinculamos a la campaña por el derecho al aborto que impulsó la coordinadora de organizaciones feministas y en la que iba implícita la lucha por la educación sexual, el acceso a los métodos anticonceptivos y la libertad sexual. Reclamábamos la extensión de los centros de planificación familiar y la necesidad de que en ellos se atendieran las demandas de las jóvenes, aunque fueran menores de edad. La importancia de evitar embarazos no deseados y de prevenir abortos estaba en nuestros planteamientos pues siempre fuimos conscientes del sufrimiento de las mujeres que se embarazaban sin desearlo y decidían abortar. Durante años facilitamos información de clínicas de España y de Europa (Londres, Holanda) donde se podía interrumpir el embarazo, a las mujeres que lo solicitaban, tanto antes como después de la promulgación de la ley de despenalización parcial de 1985.
Dos momentos álgidos marcan un hito en las movilizaciones por el derecho al aborto en Albacete. El primero fue en 1986, cuando la ley estaba en estudio en el Tribunal Constitucional y nos sumamos a una campaña estatal con acciones de calle con el lema: “las mujeres decidimos, aborto libre y gratuito, ¡ya!”. Una de las acciones de la Asamblea fue un encadenamiento frente a las puertas del gobierno civil que, además de congregar a un nutrido grupo de manifestantes (unos 200), se saldó con una detención masiva (ocho mujeres encadenadas y dos hombres que nos ayudaron a encadenarnos).
La repercusión de estas detenciones tiene una lectura de la participación política en clave de género de lo más ilustrativa. A las mujeres nos puso en libertad el juez cuando declaramos (tras una noche detenidas en comisaría) pero a los hombres se les acusó de “atentado a la autoridad”, se les llevó a prisión, imponiéndoles una alta fianza -que pudimos pagar con aportaciones populares en un tiempo record- y se les procesó. Por otra parte, tal represión policial es propia de cuerpos policiales poco democráticos a los que se permitía ensañarse así con militantes de la izquierda. El juicio a los dos compañeros acusados injustamente gozó de gran repercusión mediática, por lo insólito de la acusación y porque la defensa corrió a cargo del ilustre abogado, portavoz entonces de la Asociación contra la Tortura, Fernando Salas.
¿Por qué si las promotoras éramos mujeres se detuvo, acusó y procesó a dos varones? Pues porque en el pensamiento de la época no cabía que un grupo de chicas jóvenes (todas teníamos entre 20 y 30 años) tuviera autonomía, capacidad e iniciativa para una movilización de este tipo. Era más fácil pensar, para las autoridades gubernativas y policiales, que estábamos manipuladas, que “nuestros jefes” de la izquierda radical nos enviaban de avanzadilla en esta lucha. Una lectura machista propia de una época en que la desvalorización de las mujeres es el esquema de pensamiento al uso. Un ejemplo, también, de abuso de autoridad y actuación represiva con que se trataba a los movimientos contestatarios de la izquierda radical. Una de las protagonistas lo explica así: “Habíamos exigido a los hombres que se manifestaran a cierta distancia…, no fueran a restarnos protagonismo… Los servicios de información de la policía no debieron enterarse de que las mujeres y nuestras propias organizaciones éramos las promotoras y responsables de nuestras acciones de protesta” (Márquez, 2003).
El segundo momento de una movilización amplia, duradera y con repercusión mediática nacional tuvo lugar cuando se produjo la intervención policial y judicial en la clínica Iris de Albacete. Era ésta la única clínica autorizada para practicar abortos y venía funcionando en la ciudad desde 1993 con total normalidad. Corría el año 1998, gobernaba el PP y se venían produciendo intervenciones y denuncias de este tipo en otras clínicas de diversas ciudades, desde la promulgación de la ley de 1985. Esta insuficiente regulación dejaba en la inseguridad a profesionales y mujeres al prestarse a la interpretación de terceros la legalidad de las actuaciones sanitarias. Se denunciaba si se cumplía estrictamente la norma o si se estaban practicando abortos a voluntad de la mujer, en las primeras semanas, aprovechando el supuesto de “peligro para la salud física o psíquica de la mujer”. Con estas excusas se requisaron las historias clínicas de más de 1442 mujeres atendidas, se detuvo  a los trabajadores, la clínica estuvo abierta pero sin consultas durante los meses que duró el proceso (de febrero a abril de 1998) y se iniciaron diligencias contra los profesionales y gestores del centro.
La movilización la encabezó CCOO, sumándose el resto de partidos y sindicatos de izquierda. Se contó con el apoyo de la parlamentaria feminista, Cristina Almeida, de Izquierda Unida y las feministas de la Asamblea  estuvimos apoyando desde el principio y participamos activamente en las movilizaciones (prensa, firmas, denuncia, seguimiento del caso, protestas en la calle…). Bien es cierto que esta movilización concentró cientos de personas, unificó a grupos de mujeres de sensibilidad diferente y nos dio a conocer a mujeres jóvenes que apreciaron nuestras convicciones, conocieron nuestro trabajo y apoyaron las reformas que demandábamos.
El caso fue sobreseído el 6 de abril de 1998. Se devolvieron las historias clínicas y la clínica continuó su actividad normal. Desde esta fecha, no obstante, la clínica ha sido objeto de persecución política, con manifestaciones minoritarias pero intimidatorias en la puerta de su sede y aledaños, de manera continuada, en los últimos años, por parte de sectores de la derecha local más ultracatólica agrupados en torno a los autodenominados “pro-vida”.
La CEOF ha mantenido la lucha por el derecho a decidir todos estos años y, en particular, se han coordinado acciones cada vez que una mujer era acusada o unos profesionales investigados o detenidos o una clínica era colocada bajo sospecha. En 2007 se elaboró un informe en el que se plasma la situación de la IVE en España, su falta de seguridad, de equidad, las dificultades y obstáculos para que las IVE legales se realicen en las sanidad pública, etc. (CEOF, 2007). Como conclusión principal se reclamaba la reforma de una normativa obsoleta, insuficiente que dejaba en la ilegalidad e indefensión a miles de mujeres cada año.




Identidad de mujeres.
El orgullo de ser mujer y la afirmación de una identidad femenina que no respondía a roles tradicionales formaron parte de nuestro quehacer tanto en la actividad interna como en la imagen que transmitíamos o en los estereotipos femeninos que cuestionábamos. Valgan como ejemplos las siguientes iniciativas: cursos de autoconocimiento, cursos para aprender a hablar en público y  campaña por la abolición de la elección de la reina de la feria (definitivamente eliminado por la alcaldesa Carmen Belmonte Useros).
Se buscaron lugares de encuentro donde compartir con otras mujeres ocio y diversión. “Un ejemplo es la fiesta de mujeres del 8 de marzo, sólo de mujeres y por ello tremendamente cuestionada y vapuleada, aunque también valorada, esperada y exitosa año tras año” (Márquez, 2003). La tradicional fiesta de mujeres de la Asamblea lleva más de 20 años realizándose en Albacete y, cada año, jóvenes y mayores conviven en armonía durante unas horas en un espacio que es único e irrepetible.  
Otras actividades que contribuían a transmitir la imagen de nuestro grupo[8] y del feminismo han sido dos actividades culturales que mantuvieron cierta continuidad: la elaboración de la revista “La Guinda” durante varios años y el programa “La eterna cuestión” que se emitió en la radio libre Radio Karacol durante varios meses. En ambos intentamos que la crítica al machismo de la sociedad fuera presidida por la ironía y un toque de humor.




Coeducación y sexismo.
La educación en igualdad entre niños y niñas ha sido preocupación común entre las mujeres feministas, compartido entre las que conformamos la Asamblea de Mujeres (en la que abundan las enseñantes) y quienes se mueven en el ámbito sindical de la enseñanza. En diversos momentos se desarrollan iniciativas contra los juguetes sexistas (hojas informativas en vísperas de navidad), se acude a centros reenseñanza a dar charlas sobre el 8 de marzo, el feminismo y la lucha por la igualdad, reivindicamos la educación sexual en los centros educativos, colaboramos en introducir en las agendas de las asociaciones de madres y padres (APAS, luego AMPAS) estos asuntos y planteamos iniciativas coeducativos en colaboración con docentes y secciones sindicales específicas.
En 1991 se elaboró desde la Asamblea de Mujeres, en colaboración con el CEP (centro de profesores),  una unidad didáctica sobre coeducación, con la intención de que sirviera como material de apoyo y sugerencia para abordar la desigualdad de género, los estereotipos sexistas que se reproducen de manera acrítica o para dar a conocer la lucha de las mujeres por la igualdad. Se laboraron fichas didácticas para los diferentes niveles educativos y se aportaba material documental para favorecer los debates y la información. (Jiménez y Delicado, 1991).
La importancia de abordar la desigualdad, el sexismo, la discriminación y las carencias educativas de los jóvenes en sexualidad y anticoncepción no ha dejado de tener interés social y de resultar polémico con el paso de los años.  Si bien puede decirse que las nuevas generaciones se han socializado en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, la igualdad real no ha llegado y las carencias de la juventud son muchas. Nos encontramos, en los últimos años, con nuevos temas que abordar y hemos colaborado en campañas dirigidas a este sector como las englobadas en el proyecto “Por los buenos tratos”[9] de Acción en Red, “Contra el bulling homofóbico” o, la más reciente, “Por una escuela sin armarios”, impulsada en 2009 por el grupo AB-Lesgay en Albacete.
Cada vez que las autoridades han impulsado actividades y materiales para fomentar la educación sexual en los centros de enseñanza, los sectores conservadores (CONCAPA, PP y otros) han puesto el grito en el cielo y han conseguido sembrar el desconcierto y la duda sobre los límites de la libertad de enseñanza. Incluso, directamente se secuestró y retuvo el material didáctico. Así sucedió con la “Guía para chicas”[10] que editó el Instituto de la Mujer de Castilla- La Mancha y que no se llegó a distribuir al ser cuestionada por la Iglesia Católica, el Partido Popular y otras organizaciones afines por incluir información sobre masturbación y relaciones entre mujeres.




 Somos parte de un movimiento social coordinado.
La Asamblea de Mujeres de Albacete ha formado parte, desde sus inicios, de la Coordinadora de organizaciones feministas del estado español (COFE) que en los años 80 y 90 impulsó las principales movilizaciones sociales por el derecho al aborto, contra las agresiones sexuales, por la libertad sexual, por la igualdad de derechos, contra la doble jornada y a favor de equiparación de derechos de gays y lesbianas.
La fórmula para coordinar tales acciones era el encuentro periódico, la comunicación mediante publicaciones y los debates amplios a través de Jornadas Feministas. Se celebraron dos jornadas monográficas y cinco jornadas generales: Granada, 1979;  Por el derecho al aborto en Madrid, 1981; Sexualidad, Madrid, 1983; Barcelona, 1985; Contra la violencia machista, Santiago, 1988; Madrid, 1993 y Córdoba 2000 con el lema “Feminismo.es… y será”. En estas jornadas estatales participa todo el movimiento organizado, de diversas corrientes y, a partir de 1981, grupos más o menos numerosos de la Asamblea de Mujeres de Albacete participamos en las mismas y, en dos ocasiones (Santiago y Córdoba), aportamos tres ponencias a los debates. Paloma Uría valora la importancia de estas jornadas que movilizan miles de mujeres de diversas tendencias: “Es justo reconocer que ningún movimiento social fue capaz de semejante movilización que, además se repitió durante dos décadas” (Uría, 2009). En diciembre de 2009 se han celebrado en Granada unas nuevas jornadas recordando las de 30 años atrás, a las que han asistido más de 3.000 mujeres.




Igualdad y diversidad: derechos para todos y todas.
Cuando el movimiento inicia su andadura, la pobreza sexual, el desconocimiento, las represiones y todo tipo de inhibiciones se ponen sobre el tapete y se inicia un saludable movimiento de descubrimiento de la sexualidad femenina y de reivindicación del placer sexual, que hasta el presente había sido patrimonio masculino (Uría, 2009).
En el proceso de conocimiento y aprendizaje de la especificidad de la sexualidad femenina, se dedujeron técnicas sexuales alternativas al coito, experimentación de zonas erógenas en el cuerpo femenino, una invitación a la experimentación y a la búsqueda, y también un reconocimiento de la sexualidad lesbiana (Uría, 2009). Al principio sólo se trataba de denunciar la discriminación que sufrían las parejas de gays y lesbianas pero, a partir de la mitad de los años 90, avanzamos en propuestas y comenzamos a reivindicar igualdad de derechos, una ley de parejas de hecho que permitiera reconocer derechos civiles y sociales inherentes a los matrimonios heterosexuales. En Albacete, solicitamos públicamente la creación de un registro de parejas de hecho en el Ayuntamiento y dimos la cara para reivindicar la ley de parejas de hecho que propuso la coordinadora feminista. 
Contamos con la colaboración de algunas personas homosexuales que, en ámbitos privados normalmente,  reconocían su opción sexual y ayudaron en la lucha. A la Asamblea de Mujeres se unía, en la celebración del día del orgullo gay (28 de junio), el colectivo ALVAS (asociación por la libertad afectiva sexual de Albacete).
La movilización de grupos de feministas lesbianas y de la coordinadora de organizaciones de homosexuales confluyó en una coyuntura política de ampliación de libertades y consolidación de derechos civiles para las personas LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). La reforma del código civil para permitir el matrimonio de personas del mismo sexo fue un importante logro del gobierno de Rodríguez Zapatero en 2005, de trascendencia internacional.
Nuevos problemas, nuevos colectivos, diversidad de situaciones y condiciones de las mujeres reclamaron nuestros esfuerzos. A finales de los 90 y en los inicios del s. XXI nos ocupamos de nuevos y viejos problemas: contra las agresiones a mujeres, contra la derecha que pretendía limitar derechos, reclamando la reforma de la ley de aborto, por los derechos para las personas inmigrantes y los derechos de las trabajadoras del sexo. Hoy persisten discriminaciones sociales, aparecen nuevos problemas, tenemos que convivir en la diversidad cultural y entre las feministas las posiciones no siempre son unánimes. No tenemos las mismas ideas sobre la violencia contra las mujeres y las medidas para afrontarlas; no todas consideramos que la prostitución siempre es forzada y, por tanto, condenable. Algunas apoyan y reivindican derechos laborales y sociales para las trabajadoras del sexo, otras pretenden salvarlas de su condición, proponiendo su rehabilitación  y reinserción social.
Los debates feministas han llegado a la Universidad y, en Albacete, hemos contribuido a ello con experiencias pioneras en la UCLM, desde hace más de una década. Se han impulsado jornadas como “Mujeres y Salud”; hemos apoyado materias optativas como “Universidad y compromiso social”, en las que hemos participado en sesiones sobre feminismo, igualdad y políticas con perspectiva de género; se colabora en el master sobre “Violencia de género” y en jornadas sobre discriminación en el mundo laboral, acoso sexual en el trabajo, etc.
En los últimos años el feminismo institucional se ha consolidado y los grupos de mujeres se han multiplicado. También se trabaja la igualdad desde las áreas de mujer de partidos políticos, sindicatos, grupos juveniles, etc. Los ayuntamientos (incluido el de Albacete) han canalizado la participación de este movimiento asociativo a través de consejos municipales. El feminismo activo, de calle y reivindicativo ha perdido peso social y capacidad movilizadora. Y sin embargo, los derechos conseguidos están lejos de suponer la igualdad real de hombres y mujeres. Aún queda mucho por hacer y lo conseguido no está consolidado para siempre.
Aunque tengamos un gobierno paritario y unas leyes que promueven la igualdad, la sociedad aún nos lo pone más difícil a las mujeres, el trabajo doméstico no es compartido, la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad es escasa, el poder sigue siendo masculino. Todo eso, son obstáculos  en el camino de la libertad de hombres y mujeres. Aunque las políticas de igualdad son necesarias, la realidad de nuestras sociedades es muy compleja y sigue siendo necesario el empuje de un movimiento feminista transgresor, no acomodado, crítico con el poder e imaginativo en las formas de acción y solidaridad entre mujeres.
Ha llegado también, en mi opinión, el momento de contar con la complicidad de la mayoría masculina, con esos hombres que no se sienten cómodos entre los modales y formas machistas, con los que se esfuerzan por compartir la vida con las personas de su entorno con respeto, solidaridad y compromiso. No propongo sustituir el feminismo organizado ni cuestionar la conveniencia de asociaciones de mujeres, sino reconocer que el avance en igualdad real ha de ser cosa de todos y todas, no sólo de las mujeres[11]. Por esto, el papel educador y referente de organizaciones como Hombres por la igualdad es importante pues se comprometen públicamente con la igualdad entre hombres y mujeres y elaboran y promueven una nueva masculinidad, cuya identidad no se define con los estereotipos sexistas tradicionales sino en un nuevo escenario de igualdad y compromiso compartido. Estos movimientos y estos apoyos son necesarios en la superación de las desigualdades de género que siguen presentes en nuestra sociedad, aunque no sean el único factor de injusticia y fractura social.
Recibo, en los últimos días, comentarios y valoraciones de las últimas Jornadas Feministas (celebradas en Granada a primeros de diciembre de 2009). Ponen el acento en el éxito de la convocatoria: muchas asistentes, gente joven, debates de mucho interés y actualidad. Se ha puesto sobre la mesa la diversidad ideológica y política del feminismo actual. Se habla de los “feminismos”. En esta trayectoria de más de 30 años del feminismo en España “hemos aprendido que la identidad de las mujeres es múltiple. No existe la mujer, sino mujeres con intereses diversos, incluso contradictorios…Pero debemos ir juntas. Ése es el reto”, plantea Empar Pineda, una de las feministas del movimiento de la Coordinadora y portavoz de las lesbianas feministas, desde hace varias décadas. Justa Montero, otra de las organizadoras de estas últimas jornadas, pone el acento en la actualidad del feminismo: “Las mujeres no estamos donde queremos estar ni en lo sexual, ni en lo laboral, ni en lo personal. Y hay chicas jóvenes dispuestas a pelear por ello” (Cebeiro, 2009). De nuevo, cuando finaliza la primera década del siglo XXI, somos muchas las que pensamos que queda mucho por hacer y que no podemos ni queremos conformarnos con una sociedad injusta y desigual, que resta oportunidades reales a muchas mujeres y no les permite desarrollarse en plena libertad.



Bibliografía:
Asamblea de Mujeres. “Encuesta sobre malos tratos a mujeres en Albacete”. Albacete: Asamblea de Mujeres, 1987.
Cebeiro Belaza, M. “30 años después…¿aún es necesario el feminismo?. El País, 13 diciembre de 2009; Sociedad, pp42.
Coordinadora Estatal de Organizaciones Feministas. “Interrupción voluntaria del embarazo. El derecho de las mujeres a decidir”.Madrid: CEOF, 2007
Instituto de la Mujer: “Las mujeres en cifras: 1983-2008”. Ministerio de Igualdad: Madrid, 2008
Jiménez García B. y Delicado Useros MV. “Carpeta de Coeducación”. Albacete: CEP, 1991
Márquez González, M.T. “Una visión particular desde el feminismo”. En: Instituto de Estudios Albacetenses. “XXV años de historia social y económica en Albacete, 1977-2002”. IEA: Albacete, 2003
Moreno, N y Cervera, M. “Algunas reflexiones sobre los 10 años de lucha feminista en el estado español (1975-1985)”. Ponencia presentada a las Jornadas Feministas de Barcelona, octubre de 1985
Secretaría de la Mujer de CCOO. “Mujer y Trabajo. Análisis y reivindicaciones de la Mujer en el mundo laboral”. Albacete: 1984
Uría Ríos, P. “El feminismo que no llegó al poder. Trayectoria de un feminismo crítico”. Talasa: Madrid, 2009




[1] Formó parte del Colectivo Feminista y es miembro de la Asamblea de Mujeres de Albacete, desde sus inicios. Se adscribe a la corriente Otras Voces Feministas.
[2] Marqués publicó en 1981el libro “¿Qué hace el poder en tu cama? Apuntes sobre la sexualidad bajo el patriarcado” en el que invita a la reflexión sobre la vida sexual de hombres y mujeres. El autor parte de la tesis de que lo fundamental no es lo que pasa cuando dos personas llegan a la cama, si no lo que esas personas tienen en sus mentes cuando llegan, o cuando se quedan por el camino, claro. El imaginario con el que contamos, que se construye socialmente, es lo que nos lleva a vivir o afrontar las relaciones de una determinada manera.
[3] “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir, se publicó en 1949. Este libro se difundió en España durante la transición y primeros años de democracia y gozó de gran influencia. Se considera la enciclopedia del feminismo de la igualdad. La figura de Simone y su obra  gozan del reconocimiento y respeto de las diversas corrientes del feminismo y este texto es una de las más importantes obras del pensamiento del s.XX.
[4] La posición de denuncia de la posición de privilegio de los varones nos granjeó problemas en el seno de los grupos de izquierda pues se nos acusaba de dividir a la clase obrera.
[5] Edita: Secretaría de la Mujer de CC.OO. y Colabora:  Asamblea de Mujeres de Albacete
[6] Recordemos que hasta los 90 no hubo estadísticas oficiales sobre malos tratos, agresiones u otras denuncias de violencia contra las mujeres. Más tarde, en el año 2000se crea el Observatorio contra ala violencia doméstica y de género, organismo oficial dependiente del Consejo General del Poder Judicial.
[7] Márquez González, MT. “Prevención de la violencia contra las mujeres”. Unidad didáctica. Albacete: Asamblea de Mujeres, 2001
[8] Durante años hemos contado con la colaboración generosa y creativa de un amigo diseñador, responsable de que nuestra propaganda haya sido apreciada, no sólo por su contenido, sino por su estética, originalidad y buen gusto.
[9] Por los buenos tratos (PLBT) es un programa de prevención de la violencia en el ámbito de las relaciones de pareja entre la gente joven. En este programa se pone el acento en cultivar la capacidad de reflexión y autotransformación. Es impulsada por organizaciones agrupadas en Acciónenred, una ONG presente en varias comunidades autónomas que agrupa a personas con intención de contribuir a un cambio en nuestras sociedades.
[10] Elaborada por María José Urruzola Zabalza, se editó por varios organismos públicos. En CLM, en 2006 se desató la polémica, aunque la campaña de apoyo a la Guía y su autora congregó más de 3000 firmas.
[11] La conciliación de la vida laboral y familiar, que está regulada y se empieza a desarrollar en el ámbito laboral, parece, en el imaginario colectivo, un problema de las mujeres, no de las personas, las parejas o las familias. De hecho, muy pocos varones se acogen a las medidas para ello (permisos por cuidado de hijos o personas a su cargo, por ejemplo)